Desde el año dos mil trabajo con personas que deciden someterse a tratamientos de reproducción asistida. Cuando existen dificultades para tener un hijo surgen emociones de difícil manejo y suele producirse un daño en la autoestima.  En la mayoría de los casos aparece presión social, familiar y laboral.

 

La orientación e intervención está centrada en la persona y procura reducir el estrés que los tratamientos pueden provocar. Se realiza valorando las características individuales, historia personal, relación de pareja, alteraciones en la sexualidad, dificultades en la resolución de conflictos,  recursos, fortalezas y nivel de conocimiento de las técnicas, diseñando así las estrategias necesarias en cada caso.  Es bueno descubrir recursos para que el camino se realice desde el conocimiento, la comprensión, la ilusión y la aceptación.

 

Se utilizan técnicas como mindfulness, respiración, relajación, identificación y cambio de pensamientos irracionales, reestructuración cognitiva, manejo emocional, EMDR y revisión de hábitos de vida, ejercicio y alimentación. 

 

A lo largo de estos años he colaborado en diferentes guías y manuales ya que considero necesario que se visualicen y normalicen las nuevas formas de maternidad y paternidad.